Han pasado casi tres años desde que la Real ID Act fue aprobada por una mayoría arrolladora en el Congreso. Parece mentira pero poco a poco nos hemos olvidado de ella y de su creador, James Sensenbrenner Jr., representante por nuestro vecino Wisconsin ante la Cámara de Representantes.
Sí, es cierto, Sensenbrenner es Republicano y parte del ala conservadora de extrema derecha de su partido, pero para lograr su aprobación tuvo que contar con la silenciosa complicidad de muchos Representantes y Senadores Demócratas en el Congreso.
El caso de la Cámara de Representantes es el más vergonzoso de todos, con un voto final de 368 a favor y 58 en contra.
Muchos de nosotros podríamos preguntarnos por qué y para poder responder esa pregunta necesitamos hacer un poco de historia. La Real ID Act fue aprobada por una no tan cerrada mayoría en la Cámara de Representantes en Febrero de 2005. Digo no tan cerrada porque la votación final fue de 261 a favor y 161 en contra y si tomamos en cuenta que para entonces la Cámara de Representantes contaba con Mayoría Republicana y, como era de esperarse, todos votaron a favor de esta propuesta. La propuesta fue enriquecida con adiciones cortesía de Tom Tancredo (R-Colorado) y otros conocidos legisladores anti-inmigrantes. El Senado se opuso a la legislación y, a pesar de la mayoría Republicana en esta Cámara, la oposición de algunos de ellos como Chuck Hagel (R-Nebraska) que terminaron por echar por tierra la propuesta de ley.
Como era de esperarse, Sensennbrener -quien entonces era Presidente del Comité Judicial de la Cámara de Representantes- propuso que la ley se incorporara como parte de la ley de aprobación de fondos suplementales para la guerra en Irak y de esta forma logró que llegara al pleno del Senado, donde los Senadores la aprobaron después de una arrolladora mayoría en la Cámara de Representantes.
Después de esta no tan breve historia, la respuesta a la pregunta de "Por qué" parece sencilla. La votación llegó en un momento en el que la guerra en Irak se encontraba en un momento crítico y ninguno de los congresistas quería verse mal ante los votantes de su distrito votando en contra de los fondos para comprar armamento y equipo de protección personal de las tropas. Una actitud muy digna de parte de nuestros representantes, la actitud clásica del político que prefiere vender el interés del público por un puñado de votos y fondos para su campaña.
El problema de la Real ID Act es que nos lleva un paso más cerca de completar el sueño Republicano del estado policial en el que Papá Gobierno vigila todos y cada uno de los movimientos de sus ciudadanos y bajo el pretexto de la Seguridad Nacional.
La Real ID derroga las licencias de conducir de los estados -incluidas las tarjetas de identificación- y las sustituye por una identificación o Licencia federal. Estas nuevas licencias forman parte de una base de datos con toda la información personal y confidencial de las personas y pone esa base de datos a disposición de todas las agencias federales de seguridad. Crea además un fondo para ayudar a los estados a financiar los gastos de implementar esta nueva ley, que esntra en vigencia el 11 de mayo de este año y obliga a los estados a iniciar el proceso en un plazo máximo de un año y completarlo en 3 años.
Desde el principio algunos estados se opusieron a ella por muchas razones. La principal, es que afecta el principio de independencia de los estados (establecida por la Constitución), obliga a los estados a hacer la inversión y no garantiza el retorno de estos fondos a las arcas de cada estado; además no especifica la forma en que la información personal y confidencial de las personas será utilizada por las agencias federales de seguridad; así que muchos de ellos se han opuesto a ella y otros se niegan a implementarla. Al día de hoy, 27 estados han hecho valer su oposición y, en el caso de Minnesota, la Legislatura estatal aprobó, esta semana, un pasaje de la ley de fondos para el transporte en el que se impide la implementación de esta ley federal.
No podía faltar en esta telenovela el flamante gobernador de Minnesota, Tim Pawlenty, que anunció que vetará la ley en el momento mismo que llegue a su escritorio. El gobernador pretende con ese anuncio presionar a los Legisladores para que retiren el pasaje de la Real Id Act de la ley. De ser vetada por el gobernador, los fondos asignados por esta ley para el mantenimiento y construcción de puentes y carreteras quedará congelada y no habrá fondos para muchos de los trabajos ya en proceso, una vez más demostrando esa actitud prepotente y arrogante quer lo ha hecho tan poco popular entre las comunidades minoritarias del estado.
Los estados tienen el derecho a negarse a implementar la Real ID Act, pero Sensennbrenner y Compañía pensaron en todo y prepararon un sistema de presión equipado con todo el poder del gobierno federal para obligar a los estados a adherirse. La Real Id establece que las licencias de conducir e identificaciones de estados que no se adhirieron a esta ley, no podrán ser utilizados como identificación válida fuera de sus estados -lease no tendrán validez más que en el estado- y las autoridades en aeropuertos, agencias federales y oficiales de seguridad de otros estados no podrán aceptarlas.
Al día de hoy, esos 27 estados que se oponen a la Real ID se ponen en una posición difícil frente a sus ciudadanos, aunque al final defienden los intereses de estos. Recordemos, la Real ID Act es una aberración nacida de los sueños trasnochados de un partido político que soñó con manejar el país por cien años y establecer un estado policial, al mejor estilo facista, para controlar a sus ciudadanos. Es una ley nacida de una propuesta anti-inmigrante, diseñada para atacar a una comunidad en específico, bajo el pretexto de la Seguridad Nacional.
La Legislatura estatal de Minnesota hace lo correcto al oponerse a esta ley y el gobernador hace lo que siempre ha hecho, favorecer los intereses de su partido y de su gente, dejando de lado los intereses del público y de los ciudadanos de este hermosos estado.
Marco Fernández Landoni
viernes, 25 de abril de 2008
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